El presidio Pascoal Ramos fue reformado y posee dos muros, uno interno que restringe el área y otro externo, antiguo, que lo rodea. Entre los dos se encuentra un espacio de casas abandonadas. Según el comisario que interrogó a los guardias, dos de los portones del presidio quedaban abiertos para que Agostinho fuera al baño. Pero la reja de la celda, que debía permanecer siempre cerrada con candado, estaba abierta y no había signos de forcejeo.

Los guardias dijeron que vieron pasar a Agostinho y pensaron que era un empleado, ya que vestía uniforme (camisa y gorra negra). Le gritaron que se detuviera, pero él les habría apuntado con un arma que luego fue encontrada y se determinó que era falsa, había sido construida con papel madera. En el presidio trabajan 15 empleados, además de los policías militares que permanecen en las garitas. Los guardias no portan armas. Se inició una investigación para determinar la participación de los empleados en la fuga. El gobierno del Estado ofrece una recompensa de R$ 100 mil para quien ofrezca alguna información sobre el fugitivo, quien está acusado también de participar en por lo menos otros dos crímenes.

El comisario Silva afirmó que la fuga de Agostinho no debe demorar la conclusión de la investigación sobre el asesinato del periodista. Manifestó optimismo en relación a la posibilidad de identificar al autor intelectual del crimen y adelantó que prevé concluir la investigación en 90 días. “Es mejor demorar un poco, pero entregar algo concreto, más consistente”, afirmó.
Domingos Sávio Brandão Lima Júnior era fundador, propietario y director-presidente del diario Folha do Estado y de Rádio Cidade Cuiabá FM, en Cuiabá. Se presume que la muerte del periodista podría estar vinculada con las denuncias publicadas en el diario Folha do Estado sobre el crimen organizado, el “juego del bicho”, una especie de lotería ilegal en Brasil y las máquinas tragamonedas.