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José Carlos Mesquita
10 de marzo de 1998

Caso: José Carlos Mesquita



Un crimen con muchos sospechosos, ninguno encarcelado:

1 de diciembre de 2000
Clarinha Glock

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El día aún estaba claro cuando el presentador José Carlos Mesquita fue sorprendido por tres hombres, al salir de la estación de televisión Ouro Verde, el 10 de marzo de 1998. La ciudad de Ouro Preto do Oeste, a 333 kilómetros al sur de Porto Velho, capital de Rondônia, vivía un verano agobiante. El calor no impidió que los asesinos del presentador estuvieran sentados en la acera próxima a la emisora de televisión, por lo menos tres horas antes del crimen, ni que fuesen vistos por los vecinos, caminando de un lado a otro de la calle. Uno de los testigos, al llegar a su casa, poco antes de las 7:00 p.m., oyó a uno de ellos gritarle a Mesquita: "¡Es un asalto!". El periodista respondió que no tenía dinero, pero le gritaron de nuevo: "No queremos dinero, vinimos acá para matarte".

Fueron dos tiros en la cabeza. El cuerpo de Mesquita cayó al lado de su motocicleta. La carpeta que cargaba también cayó y él murió sin tener tiempo a ser auxiliado.

A pesar de la rapidez y de la eficiencia inicial para investigar el caso, la averiguación sobre el crimen de Mesquita acabó prácticamente olvidada en un cajón hasta noviembre del 2000, cuando la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) cuestionó a la Secretaría de Seguridad, Defensa y Ciudadanía de Rondônia sobre por qué las investigaciones no habían sido concluídas.

El comisario Adão Caetano Gonçalves, director de la Comisaría de Policía del Interior (Depin) del estado de Rondônia, informó que el comisario regional encargado del caso, Wagner Januário, de la ciudad de Ji-Paraná, está todavía esperando la autorización de recursos para que los policías vayan hasta otro estado en busca de los prófugos. Sin la detención de esas personas, observó, es imposible proseguir con las investigaciones, porque no hay otras pistas sobre los asesinos. Con la captura de los prófugos cree que se podrá llegar a los autores intelectuales. El 18 de diciembre del 2000, Edson Simões, director ejecutivo de la Policía Civil de Rondônia, recordó que la semana anterior se habían autorizado los recursos económicos. Pero los sospechosos no habían sido apresados.

La prisión de los prófugos Eurico Rodrigues Chaves y de Nivaldo (no identificado, conocido también por "Polaco") sigue sin producirse. Ya en diciembre de 1998 había sido expedida la primera orden de captura. El argumento por la demora es siempre el mismo: falta dinero y estructura para que los investigadores sigan con el caso.

Debido a la repercusión del programa que Mesquita presentaba, y a la presión de familiares y amigos influyentes, la policía tuvo como prioridad encontrar a los culpables, y actuó rápidamente en los primeros meses después del asesinato. En diciembre de 1998, el Ministerio Público hizo la denuncia contra los cinco sospechosos. Tres fueron apresados: Gerim Ferreira Lacerda, Valdivino Martins da Silva y Claudiomiro Chaves. Dos huyeron: Eurico y Nivaldo.

El Ministerio Público llegó a ellos debido a las declaraciones, en marzo de 1998, de Maria Fagundes de Aguiar, en la época mujer de Gerim, que estaba prófugo. Gerim estuvo preso en septiembre de 1998 por tenencia ilegal de arma. Ya pesaba sobre él una orden de prisión por intento de homicidio en Mirante de la Sierra, ciudad con cerca de 13.000 habitantes, ubicada a 57 kilómetros de Ouro Preto do Oeste.

Cuando estuvo preso, Gerim confirmó lo que su mujer había dicho. Afirmó haber hospedado a Eurico y a Nivaldo en su casa, a pedido de Claudiomiro (primo de Eurico) y de Marco Antônio Moura, conocido como Dete, quien murió en agosto de 1998, en Ouro Preto do Oeste, por una sobredosis de drogas. Dijo que el día del asesinato del presentador salió con su mujer para trabajar y solo volvió al final de la tarde. Eurico y Nivaldo no estaban en la casa. Volvieron al día siguiente. Pidieron a Gerim que llamase un taxi, previamente contactado por otro sospechoso, Valdivino. Según Gerim, Eurico dijo que él y Nivaldo eran los asesinos del periodista, pero que si comentaba algo, lo matarían. Salieron de Ouro Preto do Oeste y nunca más fueron vistos.

Valdivino, de sobrenombre Grande, tiene antecedentes policiales por tráfico y tenencia de drogas. Llamado a dar declaraciones, negó su participación en el crimen. Existen rumores en Ouro Preto do Oeste y en el municipio vecino de Ji-Paraná que Valdivino habría sido detenido algunos días antes de la muerte de Mesquita, tal vez por alguna denuncia presentada por el periodista y por eso se había vengado.

El procurador que hizo las primeras investigaciones, Heverton Alves de Aguiar, no consiguió confirmar esa versión, aunque no desechó la posible participación de Valdivino. "El era más un "boqueiro" (dueño de un punto de venta de drogas) que un traficante", observó Aguiar. Su duda se debe a que Valdivino no aparenta tener poder económico como para cubrir el costo de un crimen de pistoleros. Además, Aguiar no encontró antecedentes sobre la prisión de Valdivino antes de la muerte de Mesquita.

Según el procurador, el crimen fue cometido por asesinos que no eran oriundos de ese estado. Por sus características, parece haber sido una acción de pistoleros profesionales, sicarios. Tal vez los asesinos no hubieran ido especialmente a matar a Mesquita. Ellos podrían haber estado de paso por Rondônia y aprovechado la oportunidad para ganar algún dinero. La declaración de Claudiomiro a la policía refuerza esa posibilidad. El afirmó que su primo Eurico y su compañero Nivaldo habrían ido de Paraná hasta Rondônia en busca de drogas.

La otra hipótesis es que los sospechosos fueron contratados en Paraná para asesinar al periodista en Rondônia. En ese caso, el autor intelectual sería alguien con dinero para asumir los costos, nunca baratos. Por eso, la familia de Mesquita sospecha de que habría alguien más "poderoso" por detrás de Valdivino, que habría encomendado el asesinato.

La SIP, en noviembre del 2000, no pudo dar con el paradero de Valdivino ni de Claudiomiro. En la calle donde vive Valdivino, los vecinos parecen tener miedo para hablar sobre él.

De los sospechosos encarcelados, el único que habría admitido haber participado del crimen, al hospedar a los asesinos, fue Gerim. Habría reconocido también haber recibido un arma de Eurico como pago por su ayuda. El revólver habría sido utilizado en el intento de homicidio de Gerim contra Lourdes Ferreira de Oliveira, en Mirante de la Sierra, en 1998.

A pesar de la declaración de Gerim, varios problemas perjudicaron el seguimiento de la averiguación. Uno de ellos es que la exhumación del cadáver de Mesquita fue realizada un año después de su muerte. Como en abril de 1999 aún no había sido hecha la pericia en el arma de los sospechosos, para compararla con las balas retiradas del cuerpo del periodista, el procurador de Justicia del Ministerio Público de Ouro Preto do Oeste, Renato Grieco Puppio, de 27 años, y cinco de profesión, pidió la libertad provisoria de los reos, con la justificación de que ellos no podrían ser perjudicados por la ineficiencia del Estado. Solamente el 8 de abril (más de un año después de la muerte) los peritos de Rio Branco, Acre, concluyeron que los proyectiles que mataron a Mesquita no fueron disparados con el arma de los sospechosos.

Puesto en libertad junto con los demás sospechosos, Gerim compareció ante el juzgado de Ouro Preto do Oeste el 13 de abril del mismo año, avisando que iba a vivir en Mirante de la Sierra. Seis días después fue asesinado en aquella ciudad. Los acusados de su muerte son el hermano y el marido de Lourdes Ferreira de Oliveira – a quien Gerim había intentado matar antes de ser encarcelado.

En mayo de 1999, el procurador Puppio decidió que no había pruebas suficientes contra Claudiomiro y Valdivino. "Lo que se temía en la averiguación apuntando a la participación de ellos era apenas lo de Gerim, y él estaba muerto", justificó. Además, según el procurador, no había ningún testigo visual que identificase a los asesinos, porque todas las personas describieron haber visto a hombres corriendo, de gorra con visera que les tapaban el rostro. Si el Ministerio Público los llevase a juicio sin prueba alguna, la posibilidad de absolución sería muy grande y ellos nunca más podrían ser procesados por el crimen, explicó. Sin un pronunciamiento, es posible acusarlos nuevamente, en el caso de que surgieran nuevas pruebas. La averiguación sobre Nivaldo y Eurico fue desdoblada y la orden de prisión persiste.

Pero el procurador recuerda que las dificultades deben continuar. "En Brasil entero la prueba pericial no funciona. La policía está mal equipada", acusó. Puppio considera que la policía falló por no haber conseguido apresar a Eurico y Nivaldo, actualmente prófugos. Esa prisión es, a su entender, la clave que falta para llegar a los autores intelectuales. El procurador Rodrigo José Dantas Lima, que hizo la denuncia inicial contra los sospechosos cuando recibió la averiguación, concuerda con su colega. "La gran deficiencia fue la falta de estructura de la policía para el trabajo: condiciones materiales, humanas", dijo Lima. "Fue necesario hacer diligencias en otro estado y llevaron mucho tiempo en espera de recursos y vehículos – cuando llegaron al lugar, no encontraron a nadie".

La familia de Mesquita y muchos de sus amigos creen que no son solamente los impedimientos materiales los que no permiten llegar a una conclusión. "Si fuera un crimen pasional, ya lo habrían resuelto, porque llegaron muy rápidamente a los sospechosos y el gobernador de la época pidió prioridad para las investigaciones", dijo Aurita Raquel Mesquita Libanio, hermana del periodista.

El nombre del diputado estatal de Rondônia por el Partido Liberal (PL), Ronilton Rodrigues Reis, o Ronilton Capixaba, ex-policía civil, fue mencionado como uno de los sospechosos de ser el autor del crimen en los primeros días de las investigaciones, cuando fue apresado Sebastião Leopoldino da Silva, conocido como Tiãozinho, un vecino de Ji-Paraná, la segunda ciudad más populosa de Rondônia, con cerca de 100,000 mil habitantes, a 41 kilómetros de Ouro Preto do Oeste.

En el primer interrogatorio hecho en la policía, Tiãozinho habría declarado haber sido buscado por su sobrino, Jaci, que le habría informado sobre un "servicio" encomendado por él, concejal Ronilton Capixaba para asesinar a Mesquita. Recibiría a cambio R$ 10,000 (US$ 5,000 aproximadamente). En su segunda declaración, esa vez en compañía de su abogado, negó todo. Dijo que había sido presionado por la policía y que ni él, ni Jaci habían estado involucrados en el crimen. Afirmó que no tenía ninguna relación de amistad con Ronilton. Su pedido de prisión temporaria fue revocado por el juez.

Ronilton Capixaba dijo que sólo conoció a Tiãozinho en la prisión, después de haber sido acusado por él. Niega cualquier participación en el asesinato y recuerda que, luego enseguida de Tiãozinho, fueron detenidos los verdaderos asesinos. El diputado admite haber ofrecido apoyo financiero para que la policía fuera tras los culpables. Y dijo que conoció a Valdivino, el Grande, porque él trabajaba como guardia de la Cámara Municipal poco antes de que Capixaba asumiera como edil. Además, Capixaba fue agente de la Policía Civil. El cree que su nombre fue involucrado en las investigaciones porque era un año electoral, y había interés en perjudicarlo políticamente.

El comisario Márcio Mendes Moraes actuaba en Ouro Preto do Oeste cuando Mesquita fue asesinado y actualmente está en la comisaría regional de Rolim de Moura, también en Rondônia. Moraes cree que Tiãozinho fue presionado para confesar su participación en el crimen, porque tenía fama de pistolero y había matado a una persona en Espírito Santo. El comisario recordó que el automóvil y el arma del sospechoso no coincidían con la descripción de los testigos.

Durante las investigaciones ocurrió un problema: fue pedido el detalle de las llamadas telefónicas de Ronilton Capixaba. "No había ninguna llamada que le relacionase al crimen", garantizó Moraes, acordándose de los resultados de la investigación. La verdad es que, aunque el rastreo de las llamadas hubiera sido hecho con la recomendación de sigilo absoluto por el procurador de Justicia, Heverton Alves de Aguiar, la noticia fue divulgada. "Algunos días después, el propio Ronilton Capixaba fue a la comisaría a preguntar al comisario Moraes lo que estaba ocurriendo", recordó Aguiar. "Yo pedí providencias: la información sólo debe haber salido de la propia policía", analizó el procurador. Concluyó: "si había algo relacionado al político, desde el momento en que la información fue divulgada sería muy difícil conseguir alguna prueba contra él".

Dos años después de su primera declaración, la SIP no dio con el paradero de Tiãozinho en la dirección en que vivía, en Ji-Paraná. Los vecinos dijeron que cambió de residencia después de haber hecho las declaraciones a la policía. Su sobrino, Jaci, dijo que, después de lo ocurrido, su tío intentó abrir una carnicería. Según Jaci, el diputado Ronilton Capixaba siempre fue amigo de todos.

El comisario Moraes pidió alejarse del cargo porque divulgaron las informaciones de las investigaciones sobre la búsqueda de los prófugos, las que fueron publicadas en el periódico local. "No sé quién perjudicó las investigaciones, si fue la Policía Civil, el Fórum, o las personas de la Comisaría de Homicidios", reclamó Moraes. El caso pasó a Pedro Mancebo, quien en la época era comisario regional de Ji-Paraná, actualmente titular de la Comisaría Especializada de Armas en Porto Velho y vice-presidente del Sindicato de Comisarios del Estado.

"Yo señalé a los autores, y ahora cabe al Ministerio Público denunciar o no. Si no hay pruebas suficientes, no es por fallas en la averiguación", cree Mancebo. "Sólo no hicimos más por falta de medios", argumentó. En la visión del procurador Aguiar, lo que faltó en realidad fue la determinación policial para investigar. "En un crimen de esa naturaleza, contra el único reportero que llevaba información para el público, la policía debería tener mayor compromiso."

La familia se mudó para otro país

La familia de Mesquita no quiso esperar por el final de las investigaciones. Después de la muerte del periodista, sus hijos quedaron atemorizados y en una situación económica difícil. No pudieron mantener el canal de televisión. Pagaron las deudas y mantuvieron solamente una máquina fotocopiadora, de Rony, hijo del periodista. Zilda, la viuda, y los otros hijos, Wesley y Clérisson, abandonaron el país.

Mesquita dejó aún a otra persona sin consuelo: su compañera en los últimos tiempos, Neidimar Oliveira Clara, cuyo hermano era concuñado de Ronilton Capixaba. Neidimar trabajaba como gerente administrativa en el Hospital Santa Cruz (de propiedad de Capixaba). Poco antes del asesinato de Mesquita, ella fue a Bolivia, a cursar Medicina, con la ayuda del periodista. Esperaba, a su regreso, retomar la relación con él, que ya tenía tres años. Después del asesinato de Mesquita, sin embargo, no regresó a Rondônia. Muchos en la ciudad sospechan que Neidimar podría conocer alguna prueba que pudiera incriminar a alguien como autor intelectual del crimen. Contactada por la SIP, Neidimar dijo que si supiera algo lo contaría, porque le gustaba mucho Mesquita y no tenía interés alguno en su muerte, ya que dependía de él para sobrevivir en Bolivia.

El presentador de Espacio Abierto fue descrito por sus amigos como una persona alegre, que le gustaba ayudar a la gente. Era muy dedicado a los ancianos de Ouro Preto do Oeste, y hasta consiguió una casa para alojarlos. El lugar donde vivía, así como la sede de la TV Ouro Verde, eran edificios de madera muy simples, sin ostentación. Muchas veces pasó por dificultades financieras. Una vez tuvo que cerrar la televisión por cuatro o cinco meses, porque faltó un registro para su funcionamiento en Brasilia. El mismo vendía publicidad para mantener a la televisión. Su presupuesto dependía también de la propaganda gubernamental.

Era miembro de la Iglesia Adventista, y según su hermana Aurita, se estaba volcando cada día más a la religión. Hacía muchos planes para el futuro. Uno de ellos era establecer una televisión también en Rio Branco, capital del estado vecino de Acre. El día de su muerte, se preparaba para ir a Rio Branco a filmar un juego de fútbol. "Mesquita se llevaba bien con todo el mundo, creía que no tenía enemigos", contó su viuda, Zilda.

La causa de la muerte aún es un misterio

En la pequeña ciudad de calles con asfalto comido por el tiempo, de tonalidad rosada, teñidas por la tierra roja, el programa Espacio Abierto,presentado los domingos por José Carlos Mesquita, tenía un público seguro: los desvalidos. Alcaldes, comisarios y concejales eran frecuentemente llamados a la Televisión Ouro Verde, de propiedad de Mesquita, en Ouro Preto do Oeste, para hablar sobre los proyectos para el municipio. Si había un pozo en la calle, los residentes recurrían a Mesquita. El buscaba una solución, y allá iba el político a prometer la cura para el problema.

Por eso, mucha gente se sorprendió cuando supo que el presentador había sido asesinado frente a la casa de madera pintada de azul, en lo alto de la calle Tiradentes, donde funcionaba el canal 3 de la televisión. En Ouro Preto do Oeste, ciudad con cerca de 50.000 habitantes, cuya actividad básica es la industria lechera y el cultivo de arroz, café, frijoles y cacao, prácticamente todo el mundo se conoce de vista o por charlas en la calle. Según sus amigos y colegas, Mesquita no era de hacer grandes denuncias o atacar a alguien sin consultar al ofendido para que se defendiera frente a la cámara de televisión. "El era muy respetuoso. Fui muchas veces al programa", dijo el comisario Márcio Mendes Moraes, que actuaba en la Ouro Preto do Oeste.

Dos hipótesis surgieron sobre su asesinato. Una de ellas sobre una pelea con otro periodista, Antônio Alexandre Araújo, el Paraíba, ocurrida en noviembre de 1997. Mesquita se desentendió con Araújo porque este había tomado una cinta con imágenes de un juego de fútbol sin su permiso, en la Televisión Ouro Verde. Después de ese episodio, se dijo en la ciudad que Mesquita había estado contando que Araújo era un ladrón de ganado. Un abogado intermedió entre los dos y calmó los ánimos.

La otra hipótesis fue que Mesquita había asumido la campaña, en su programa de televisión, para la implantación del servicio de mototaxi en Ouro Preto do Oeste. Los conductores de taxi, molestos por la competencia que iban a tener, protestaron. Mesquita registró una queja en la comisaría de la ciudad en noviembre de 1997, por haber recibido una amenaza del taxista Gidevaldo Elias de Gois para que parase de hablar sobre los mototaxis en su programa. Gois negó el tono de la amenaza.

Descartada esa línea de investigación, los policías buscaron entonces otras vertientes. Hubo muchos comentarios, después del asesinato, sobre que el periodista hablaba informalmente, fuera de la pantalla, sobre su insatisfacción con las irregularidades en los hospitales, entre ellos del Hospital Santa Cruz, institución privada perteneciente al concejal Ronilton Capixaba, entre otros. Mesquita reclamaba que mientras la población sufría la precaria atención de la salud, había gente poderosa lucrando con el dinero de las Autorizaciones para las Internaciones Hospitalarias (recursos pagos por el Gobierno Federal por todos los procedimientos realizados en la internación de un enfermo por el Sistema Único de Salud) y con la compra de medicinas. Mesquita también habría denunciado, poco tiempo antes de morir, el tráfico de drogas en la región.

Ronilton Capixaba, actualmente diputado estatal por el Partido Liberal (PL), aún es propietario del Hospital Santa Cruz. Niega que hubiera cualquier irregularidad en el establecimiento. "El hospital fue investigado y el Ministerio de la Salud no ha encontrado nada en su contra", dijo. "Nunca tuve problemas con Mesquita, él era un amigo, y su mujer era administradora de mi hospital", resaltó.

El fin de semana que antecedió al asesinato, el periodista llamó a Heverton Alves de Aguiar, procurador de Justicia de Ouro Preto do Oeste. "Parecía tenso, aprehensivo", contó Aguiar. Mesquita le dijo al procurador que necesitaba entregarle una cinta de video, algo que le iba a gustar mucho. No quiso adelantar de que se trataba, porque tenía miedo que su teléfono estuviera intervenido. Aguiar lo invitó a ir hasta su casa aquel mismo día, pero Mesquita prefirió esperar hasta el lunes por la mañana.

Sin embargo, en la fecha concertada, Mesquita no fue hasta la procuraduría. Aguiar lo buscó, y no obtuvo respuesta. Más tarde, cuando iba para su casa, el procurador vio movimiento en frente de la funeraria y supo del asesinato. "Así que cuando me enteré, pedí que buscasen la cinta de video", observó. Miró muchas de las cintas que fueron encontradas en la sede de la televisión, sin identificar ninguna denuncia especial. Los testigos dijeron que, cuando Mesquita fue asesinado, al salir de la televisión, llevaba una carpeta. Nadie sabe si en ella estaba la cinta. De cualquier manera, la carpeta desapareció.

En la época, Aguiar investigaba desde denuncias de corrupción, incluyendo las irregularidades del convenio entre el Sistema Único de Salud y los hospitales locales, hasta la contaminación causada por grandes industrias en los ríos de la región. El contenido de la cinta podría estar relacionado a alguna de esas investigaciones.

Poco después del asesinato del periodista, el procurador fue promovido, se trasladó a la capital y dejó el caso. Dijo que antes de irse hizo un informe para la Procuradoría General de Justicia, acusando el desinterés de la policía en relación a la muerte de Mesquita y apuntando fallas en la investigación. Observó que, durante un período, dos equipos quedaron trabajando al mismo tiempo en el caso. "Parece que los dos no se entendieron". Aguiar reclamó también la filtración de informaciones dentro de la policía y hacia la prensa.

Valdir Raupp de Matos, gobernador de Rondônia entre 1995 y 1998, quien actualmente trabaja en ganadería y estudia Administración en Brasília, dijo que ordenó varias veces que la Secretaría de Seguridad investigara el crimen ocurrido al final de su gobierno. El cree que la causa del asesinato puede ser política. Sin embargo, admitió: "Faltaron testigos y pruebas".

Fallas en las investigaciones

Especialistas, familiares y colegas de José Carlos Mesquita señalan varios problemas que habrían impedido la investigación policial, entre ellos:

Primero, durante un período de tiempo, dos equipos de policía de Ouro Preto do Oeste y de Ji-Paraná participaron de las investigaciones, pero no parecía haber consenso entre ellos. Segundo, cuando Heverton Alves de Aguiar, en la época procurador de Ouro Preto do Oeste, pidió que fuera hecho en secreto un rastreo telefónico, y el comisario Márcio Moraes mandó que un equipo buscase a los prófugos a otro estado, las informaciones se filtraron. Tercero, no fue encontrada la cinta de video con denuncias que José Carlos Mesquita dijo que iba a entregar para al procurador Heverton Alves de Aguiar, días antes de su muerte. Cuarto, el examen de balística demoró para ser realizado. Quinto, cuando los policías fueron detrás de los sospechosos, éstos ya habían huído, siendo que los propios comisarios admitieron que hubo filtración de información. Sexto, Gerim Ferreira Lacerda, el principal testigo de la averiguación, no recibió la debida protección policial. Fue el único que dijo haber oído a los supuestos asesinos confesos que habían matado a José Carlos Mesquita. El fue asesinado enseguida después de ser liberado de prisión preventiva. La policía sabía de su involucramiento en otros crímenes y de su importancia para garantizar el proseguimiento de las investigaciones. Séptimo, la averiguación estaba detenida, según la policía, a la espera de dinero para perseguir a los sospechosos que habrían huído a otro estado. Solamente después que la SIP entró en contacto con el secretario de Seguridad, Defensa y Ciudadanía, Reinaldo Silva Simião, en Porto Velho, capital de Rondônia, es que se hizo la promesa de que habría un nuevo pedido de liberación de dinero para seguir con la búsqueda.

Rondônia o la "tierra sin ley"

Rondônia tiene la fama de ser una "tierra sin ley". El comportamiento de ex-diputados de la región ayudó a construir esa imagen. Son conocidos los casos de Jabes Rabelo (apresado por entregar una cédula de asesor de la Cámara Federal a su hermano, Abdiel, traficante de cocaína, que la usaba para moverse en la frontera); Nobel de Moura (apresado por falta de decoro parlamentario, acusado de atraer otros políticos para su partido ofreciéndoles mucho dinero) y Raquel Cândido (encarcelada por desviar US$ 800.000 para una entidad asistencial fantasma, acusada también de estar involucrada con el narcotráfico, aunque sin comprobación).

Como si no bastasen los crímenes políticos, en agosto de 1995, 11 personas murieron y 125 quedaron heridas en una confrontación entre policías y trabajadores sin tierra en Corumbiara, a 800 kilómetros de Porto Velho. Los policías seguían una orden de desalojo de 500 familias que habían ocupado una hacienda. La "Masacre de Corumbiara", como fue conocida, llamó la atención de Amnistía Internacional. La entidad divulgó un comunicado criticando el sistema judicial brasileño por la absolución de tres policías militares acusados de estar involucrados en esas muertes.

En diciembre de 1999, fueron los traficantes de Rondônia que dieron una prueba de su fuerza asesinando brutalmente a un agente de la Policía Federal encargado de la investigación de una cuadrilla en Vilhena, a 710 kilómetros de la capital. Además, se registraron cientos de muertes en las minas y nunca fueron aclaradas.

En ese contexto, la impunidad no es privilegio de los asesinos del periodista José Carlos Mesquita, en Ouro Preto do Oeste. En la misma ciudad, varios crímenes de políticos quedaron sin ser aclarados.

La impunidad es sinónimo también de otro crimen: el del senador Olavo Pires, muerto el 16 de octubre de 1990, en Porto Velho. El político fue ametrallado con 13 tiros cuando salía de una reventa de máquinas y materiales agrícolas Vepesa, de su propiedad. Pires disputaba, en la época, el segundo lugar de las elecciones estatales. Con su asesinato, Oswaldo Piana, asumió como gobernador.

La muerte del senador hizo que el Estado de Rondônia fuera citado en la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del Crimen realizada en la Cámara de Diputados en 1994. Según la CPI, Olavo Pires defendía posiciones contrarias a la de los grupos económicos influyentes. Al mismo tiempo, él estaba acusado por estar involucrado con el narcotráfico, fraudes e incluso de la muerte de un periodista, João Alencar, en 1983, sin que fueran comprobadas las denuncias. Los integrantes de la CPI concluyeron que las insinuaciones sobre los vínculos con el narcotráfico, así como las demás denuncias eran para despistarlos. Denunciaron a los posibles autores que habrían sido contrariados en sus intereses políticos y económicos. En 1999, hubo un nuevo intento para darle seguimiento a la investigación. Pero en la actualidad el caso sigue impune. Emerson Olavo Pires, hijo del senador, observó que tres testigos fueron asesinados.

Descubierto por el mariscal Cândido Mariano Rondon en el inicio del siglo pasado, el territorio conocido hoy como Estado de Rondônia fue nombrado un día como "El Dorado del Norte". Con un área de 238.512 kilómetros cuadrados, dos tercios de ellos cubiertos por la Floresta Amazónica, abriga actualmente cerca de 1.200.000 de habitantes. La mayor parte de ellos vino del sur y del sureste del país, atraídos por la propaganda hecha por el gobierno cuando Rondônia ganó autonomía política y se transformó en estado, en 1982.

Miles de agricultores, empresarios y hasta prófugos de la Justicia se juntaron entonces en las tierras que antes pertenecían a los indios. A pesar de tener la economía basada en la actividad agropecuaria, en la madera y en lo que ha sobrado de las minas, Rondônia se ha hecho popular por la mala fama de sus políticos y por la participación en la ruta del narcotráfico. La proximidad con la frontera de Bolivia y la dificultad de fiscalización de los 1.700 kilómetros fluviales transformó el estado en una de los principales pasos de la cocaína hacia Brasil. Las carreteras son malas y algunas de ellas quedan intransitables en el período de lluvias, perjudicando aún más el control de la policía.

El actual secretario de Seguridad, Defensa y Ciudadanía de Rondônia, el coronel Reinaldo Silva Simião, asumió el cargo en marzo del 2000 prometiendo revertir esa imagen de criminalidad e impunidad. "Existen deficiencias propias de la policía, acumuladas a lo largo de los años por no haber hecho inversiones necesarias en esa área", confirmó Simião. El resultado son comisarías sin infraestructura básica, sea de armamento, combustible, amoblamiento y mucho menos de informática. "El trabajo de la policía es hecho por esfuerzo de los policías en superar esas realidades, buscando alternativas con empresarios de la región, por ejemplo, para la compra de combustible", dijo el secretario. El cree en la posibilidad de cambio de ese cuadro a partir de la integración de los policías en un Centro Integrado de Operaciones. Informó que existen inversiones del Estado y del Gobierno Federal para la compra de automóviles, computadoras, equipo para pericia, además de la realización de cursos para reciclaje y entrenamiento.

Simião espera hacer una revolución en el estado con la instalación de los Consejos Comunitarios de Seguridad. Pero dijo que el Programa de Protección de Testigos del Gobierno Federal aún no fue implantado en Rondônia. Espera trabajar conjuntamente con organizaciones no gubernamentales con el objetivo de implantar un esquema semejante. A pesar de la mala fama, Rondônia es un estado con un plan socio-económico ecológico aprobado y un planeamiento agrario.

Conexión Rondônia-Espírito Santo

Existe una conexión entre los estados de Rondônia y Espírito Santo, como fue constatado por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre el Narcotráfico, cuyos resultados fueron presentados en diciembre del 2000. La llamada Conexión Sureste de las drogas habría empezado, según el informe de la CPI, en 1979. En esa época, una gran inundación en Espírito Santo hizo que muchas familias migrasen hacia Rondônia en busca de tierras fértiles.

Sin estructura de trabajo, con muchas deudas, algunas personas recurrieron al comercio de cocaína en pequeña escala para sobrevivir, aprovechando la proximidad con Bolivia. Con el tiempo, pasaron a ser buscadas por pequeños traficantes, principalmente de Espírito Santo y de Minas Gerais. Según constató la Policía Federal, los traficantes viajaban en ómnibus, en líneas regulares o clandestinas para buscar la droga.

Con el aumento del control, las encomiendas pasaron a ser enviadas también por el correo, en coches de paseo, o en aeronaves particulares y en camiones. Según la CPI, gran parte de la cocaína que prové el mercado de Espírito Santo, viene de Ji-Paraná, en Rondônia. Tal vez haya hechos, aún no investigados, que pueden relacionar esa conexión con la muerte del periodista José Carlos Mesquita.

Coincidencias

En la investigación sobre la muerte de Mesquita existen algunas "coincidencias":

1. Mesquita, era natural de Vitória, en Espírito Santo. También eran de aquel estado: Valdivino Martins da Silva, el diputado estatal Ronilton Rodrigues Reis, o Ronilton Capixaba y Neidimar Oliveira Clara

2. Mesquita denunció el tráfico de drogas y la mala atención de la salud pública

3. Los sospechosos Nivaldo (no identificado) y Eurico Rodrigues Chaves, que están prófugos, habrían ido de Paraná hasta Rondônia para comprar drogas, según Claudiomiro Chaves (también sospechoso, pero después liberado por la policía)

4. Gerim Ferreira Lacerda, sospechoso, también liberado por la policía por falta de pruebas, había confesado que los dos prófugos estuvieron hospedados en su casa y que habrían mencionado ser los asesinos de Mesquita. Fue asesinado en Mirante de la Sierra, días después de haber sido liberado de la prisión preventiva. La historia de la muerte de Gerim es confusa y merece una investigación más profunda:

* En la época del asesinato de Mesquita, Gerim vivía con Maria Fagundes de Aguiar. Maria fue interrogada por la policía y confirmó la presencia de los sospechosos en su casa en la fecha de la muerte del periodista. Ubicada por la SIP, dos años después del crimen, comentó que, en su declaración a la policía, añadieron informaciones que no les había dado, como que ella habría lavado la ropa de los sospechosos, que confirmaría la descripción de los testigos. Dijo aún que la casa donde ella y Gerim estaban, y donde los sospechosos quedaron, era alquilada a Zé Margus, que vivía en los fondos del terreno

* José Ferreira Siqueira, Zé Margus, es un hombre desconfiado, que mide las palabras antes de hablar. Contó que era extraña la forma como Gerim hacía bromas sobre su arma, un revólver 38. "La llamaba de culata blanca y decía: ese culata blanca sabe ganar dinero", recordó, cuando fue encontrado por la SIP en una casa de fondos en una propiedad en Mirante de la Sierra, en Rondônia. Dijo que no conoció a Eurico y Nivaldo, aunque la casa donde los dos se hospedaron fuera suya y hubiera sido alquilada por Gerim,

* En Mirante de la Sierra, antes de ser preso, Gerim quedó un tiempo en la casa de una amiga de Zé Margus. Durante ese período, mantuvo una relación con Nerzi Marques da Silva, con quien tuvo una hija. Los dos fueron a vivir juntos y trabajaban para Lourdes Ferreira de Oliveira, hija de Zé Margus. Enfadado con Lourdes por haber insinuado que él no pagaba sus cuentas y que habría robado algún dinero, Gerim intentó matarla. Cuando fue apresado por portación de arma e intento de homicidio, confesó su supuesta participación en el crimen de Mesquita,

* Al salir de la prisión, Gerim volvió a Mirante de la Sierra. Muchos tenían miedo que él intentara matar a Lourdes nuevamente. Varios testigos lo habrían visto ser asesinado por el hermano y el marido de Lourdes. Cuando uno de los chicos que estaban en el sitio preguntó quien había matado a Gerim, los asesinos respondieron que no eran vagabundos, que estaban al mando "de la autoridad",

* En el periodo en que vivió con Nerzi, Gerim le dijo que no podía volver a Ouro Preto do Oeste porque allá estaba "sucio". Prometió hablar sobre su vida pasada a la mujer, cuando completasen dos años de vivir juntos.

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