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Brasil
July 19, 2009
São Paulo: ¿una nueva Colombia?
Clarinha Glock, URR-Brasil

São Paulo tiene una gran probabilidad de enfrentar en 10 años, los mismos problemas de violencia que Colombia en la fase más aguda del accionar del narcotráfico. Este pronóstico sombrío es de Fátima Souza, reportera de TV Record y autora del libro titulado “PCC, a Facção” [“PCC, la Facción].

El PCC, o Primer Comando de la Capital, es un grupo que comenzó a organizarse a mediados de los años 90 en las penitenciarías y cárceles paulistas. Hoy actúa dentro y afuera de las cárceles, cometiendo delitos en por lo menos nueve estados brasileros. Esa realidad exige por parte de los periodistas una posición más cuidadosa al cubrir el tema, según lo explicó Souza durante el evento organizado por la Asociación Brasilera de Periodismo Investigativo (Abraji, por sus siglas en portugués) en São Paulo.

Así y todo, a diferencia del estado de Río de Janeiro en donde algunos reporteros andan en automóvil blindado y usan chalecos antibalas cuando van a registrar los hechos en las zonas de tráfico, en São Paulo esas reglamentaciones para la protección de los periodistas todavía no fueron incorporadas a la rutina de los profesionales de la comunicación.

Según Souza, los cálculos indican que el PCC abarca actualmente un ejército informal de 130 mil delincuentes y sus familias. El grupo lleva a cabo secuestros, robos de transporte de carga y de bancos, lo que les permite mantener el asistencialismo junto a las comunidades más pobres, lugares a los que por lo general el Estado no llega o presta servicios en forma precaria.

La periodista informó que “hay una devoción fiel de los miembros del PCC; la mayoría de los integrantes que están presos, llevan el estatuto de la organización en el bolsillo e insisten en decir que son del grupo". Es como si fuera una marca que se extendió hacia las unidades de detención de menores de edad, a través del PCC Mirim [Mini PCC] y a las penitenciarías de mujeres.

De acuerdo con estudios hechos por la policía y en base al trabajo que realiza acompañando al grupo delictivo en sus reportajes, Souza estimó que el PCC está detrás del transporte público alternativo, con lo cual factura por lo menos R$ 40 millones por mes (cerca de US$ 20 millones).

Dice también que la facción tiene salas de espectáculos, gasolineras, farmacias y eligió representantes entre los diputados del estado de São Paulo. Souza cree que “el PCC hace lo que hacía el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV, por sus siglas en portugués) en Río de Janeiro hace 30 años, por eso hoy el crimen organizado es más fuerte en São Paulo”. “Pocos periodistas quieren cubrir este tema, porque tienen miedo”.

En Río de Janeiro la situación también es delicada, desde que el reportero Tim Lopes de la Rede Globo fue brutalmente asesinado por traficantes en junio de 2002, dentro de un conjunto de favelas llamado Complejo del Alemán. João Antônio Barros, del diario O Dia, y que compartió la mesa de conferencias con Souza, remarcó que "es preciso entrenar y preparar al equipo, lo que no se puede es dejar de producir material por causa del miedo”.

Cerca del 80 por ciento de las favelas cariocas está dominada por cuadrillas de traficantes de drogas y/o las milicias formadas por policías y ex-policías. Se destacan tres grandes facciones del narcotráfico.

La CV es la facción más antigua. Fue creada a partir de la convivencia entre presos políticos y presos comunes. El Tercer Comando ganó fuerza en los años 80, como una rama disidente del CV. Y los Amigos de los Amigos (ADA) surgió en 1996 dentro de la Penitenciaría Bangu 1. Los milicianos ya se están fortaleciendo en zonas donde el tráfico cede espacio. Sus integrantes no siempre viven en la comunidad, pero controlan el comercio y algunos servicios, como el gas o el transporte público alternativo, cobrando impuestos y protección.

Según Fábio Gusmão, del diario Extra, la cobertura periodística sobre el accionar de estos grupos en Río de Janeiro se tiene que basar en el buen criterio.

Existe una cuestión geográfica que dificulta los reportajes hechos en los morros de Río: “El Complejo del Alemán, por ejemplo, es un valle, no se sabe de dónde viene el tiro”. Además de eso, la amenazas no vienen sólo de parte de los militantes y narcotraficantes, sino también de aquellos que tienen un interés en el mantenimiento del crimen organizado, ya sea en São Paulo o en Río de Janeiro. “No existe delito si no hubiera policía corrupta”, manifestó Gusmão. “En mis 25 años de carrera, sufrí más amenazas por parte de la policía que de los mal vivientes”, dijo Souza. Muchos reportajes hechos por Souza, Gusmão y Barros fueron fundamentales para abrir las investigaciones sobre el crimen organizado.



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