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México
12 de abril de 2010
Sin avances en las investigaciones sobre la desaparición del periodista
María Idalia Gómez, URR - México

Paracho, Michoacán, es una población pequeña, una ciudad de indígenas y campesinos, de trabajo y de migración. En Paracho el martes 6 de abril desapareció Ramón Ángeles Zalapa, corresponsal del periódico Cambio.

Es el quinto comunicador que desparece o es secuestrado en los últimos cuatro años en Michoacán y ninguno de esos casos ha sido atendido y resuelto por la Procuraduría General de Justicia del estado.

Ángeles Zalapa colaboraba desde hace 10 años con el periódico Cambio, también ejercía su profesión de maestro normalista en la Universidad Pedagógica Nacional y tenía mucha participación con su comunidad en la organización de diferentes foros y trabajo.

Paracho es una de las ciudades a 15 kilómetros de la capital del estado, no supera los 33 mil habitantes y vive de la agricultura, ganadería y, principalmente, de la artesanía. Sus condiciones económicas han provocado que, por muchos años los jóvenes migren a Estados Unidos.

Sus trabajos periodísticos en la Meseta Purépecha, comentan sus compañeros, eran en torno a los conflictos territoriales que subsisten entre los comuneros desde hace décadas, también sobre la tala clandestina de los bosques de coníferas y pinos que existen en la región, la designación de autoridades comunales y temas político-sociales.

Aunque por su trabajo en la Universidad sus colaboraciones para el periódico habían disminuido, el 17 de marzo envió a Cambio una nota sobre una confrontación entre indígenas por un límite de terrenos. Pero algo inusitado que contenía la información era que, por primera vez, se había detectado un “grupo armado” en el conflicto, el cual atacó a una familia indígena que huía de la zona de conflicto, resultando una persona muerta y siete heridos. Esto ocurrió en los límites entre Angahuan y San Juan Nuevo Parangaricutiro, Michoacán.

“Los comuneros en esa zona hablan que hay grupos armados, no saben de qué se trata y tienen miedo de decir más”, comenta un reportero.

El procurador de justicia, Jesús Montejano Ramírez, reconoció que había mucha tensión en la zona a partir de los enfrentamientos que se registraron el miércoles 17 de marzo, también dijo en esa ocasión que no descartaba que “dentro del conflicto suscitado en la Meseta Purépecha se encuentre detrás el crimen organizado”, porque dos personas fueron secuestradas ese día en Uruapan.

Michoacán, es una zona de cultivo de marihuana y de tránsito de otras drogas, y ha sido uno de los estados de la República que mayor violencia ha registrado en los últimos cinco años, en donde autoridades municipales han sido asesinadas o han huido por miedo, en donde existen poblados controlados por integrantes del crimen organizado y sus pobladores han quedado atrapados; en donde las Fuerzas Armadas juntos con la Policía Federal han sostenido enfrentamientos directos que han durado horas.

En ese contexto, Ramón Ángeles Zalapa, de 45 años de edad, se distinguía “por su orientación crítica, y por dar voz a los sectores sociales más necesitados, entre ellos, las comunidades de la meseta purépecha", se asegura en una carta entregada el jueves a las autoridades estatales y federales por parte de periodistas y familiares del comunicador.

De acuerdo con su familia, el miércoles recibieron en su casa distintas llamadas telefónicas extrañas, en las que alguien se quedaba callado. El periodista, alrededor de la una de la tarde y a bordo de su automóvil Jetta, salió de su casa para supervisar la construcción de unas aulas de la Universidad. Como tardaba en regresar, sus familiares se comunicaron a la construcción en donde les dijeron que se habían quedado esperándolo porque no llegó.

Ante el temor de que hubiera sido un secuestro porque “jamás acostumbró ausentarse de casa sin aviso previo”, declaró su familia al periódico Cambio, interpusieron una denuncia penal en la procuraduría general de Justicia que inició la averiguación previa 65/2010 y la PGR inició un acta circunstanciada.

Directivos y trabajadores de Cambio de Michoacán, publicaron en su edición que “se suman a la exigencia y reclamo de familiares de Ramón Ángeles Zalpa en el sentido de que se investigue a fondo el caso y se le localice”.

Los corresponsales del periódico también exigieron que se le localice con vida y que las autoridades frenen los ataques a periodista, ya que apenas hace cinco meses desapareció la corresponsal de Cambio en Zamora, María Esther Aguilar, de quien todavía se ignora su situación.

“Las autoridades sólo son pura retórica y nada de resultados”, reclamó un reportero michoacano.

Oficialmente las autoridades estatales y federales sostuvieron que se están utilizando todos los recursos disponibles para encontrar al periodista. Sin embargo, hay que recordar que esas mismas autoridades no han dado resultados en los otros seis casos de periodistas asesinados desde 1991 a la fecha y de los que se desconoce los motivos de su crimen.

Los 10 periodistas asesinados o desparecidos en Michoacán son: Lázaro Cárdenas (1991), Ramiro Ramírez Duarte (1999), Jaime Arturo Olvera Bravo y José Antonio García Apac (2006), Juan Pablo Solís y Gerardo García Pimentel (2007), Mauricio Estrada Zamora y Miguel Ángel Villagomez (2008), y Martín Javier Miranda Avilés y María Esther Aguilar Cansimbe (2009).



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