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México
8 de novembro de 2011
Incendian periódico en Veracruz
María Idalia Gómez, URR-México


El Buen Tono (www.notiver.com.mx)
Esta es la primera ocasión en México que un grupo de hombres, aparentemente armado, quema las instalaciones de un diario, ya lo habían intentado en Guerrero.

Con este hecho crece la presión contra medios de comunicación en ese estado del Golfo mexicano.

La madrugada del domingo, fueron incendiada gran parte de las instalaciones del periódico El Buen Tono, ubicado en la ciudad de Córdoba, Veracruz, que hace poco más de un mes comenzó a circular en la región especializándose en temas de seguridad y justicia.

Los primeros testimonios del personal del diario revelaron que un grupo integrado por lo menos de 15 jóvenes, aparentemente armados, llegaron a las instalaciones minutos después de la media noche, sometieron al vigilante y lo obligaron a abrir la puerta de acceso. Ingresaron rápidamente al inmueble, rociaron de gasolina el área de redacción, diseño, publicidad y oficinas administrativas. Prendieron fuego y huyeron inmediatamente en dos camionetas.

Alrededor de 20 personas todavía estaban en las oficinas del diario, quienes al escuchar gritos y la rotura de cristales de forma violenta, coincidieron, se colocaron en la parte que consideraron más segura y que se ubicaba en el fondo del inmueble, cerca de las rotativas.
Cuando comenzaron a ver el humo, los periodistas, personal directivo y de rotativa salieron del inmueble ubicado en Avenida Uno, Calle 34, de la Colonia Dos Caminos, en la Ciudad de Córdoba. Como ignoraban si los atacantes todavía estaban en el inmueble, todos juntos, corrieron hasta concentrarse en el estacionamiento de McDonalds, que se ubica muy cerca del diario y que les permitía tener mayor visibilidad y movilidad. Ninguna persona perdió la vida ni hubo heridos, sólo algunos empleados fueron atendidos por crisis nerviosa.

Vecinos de la zona, al ver la densidad del humo salieron corriendo de sus casas y comenzaron a reunirse en distintos puntos. Unos 15 minutos después llegaron los bomberos , más tarde Protección Civil, ambulancias y policías. Comenzaron a evacuar a todas las personas para evitar algún incidente mayor.

De acuerdo a los reportes iniciales de las oficinas d gobierno, la fachada quedó destruida, lo mismo que el área de redacción y diseño. El fuego fue controlado después de la una de la mañana.
Un grupo de alrededor de 40 efectivos de las secretarías de Marina y de la Defensa Nacional arribaron al lugar, por separado, revisaron las instalaciones, tomaron fotografías y media hora después se retiraron.

El gobierno de Veracruz reportó que se investigan las causas del incendio y apenas unas horas después se apresuró a difundir que no se encontraron restos de casquillos o granadas, sólo un bidón vacío que contenía 10 litros de gasolina.

¿De quién es?

El periódico El Buen Tono lo fundó José Abella, que fuera candidato a la alcaldía de Córdoba por el Partido Acción Nacional (PAN) y se distribuye en esa ciudad y regiones aledañas. También se puede leer por Internet.

Desde su nacimiento dedicó gran parte de su cobertura a temas de seguridad y justicia, aunque también incluye política y deportes. Cada caso de violencia, como secuestros, enfrentamientos o detenciones aparecían en las páginas del rotativo, algo que otros de la zona a veces omitían.

La página web del periódico, tras el incendio, no se volvió a alimentar con información, mucho menos se incluyó lo que había pasado la madrugada del domingo, al menos hasta la mañana de hoy.

Reporteros de Córdoba consultados comentaron que se trata de un diario que apenas estaba mostrando su agenda y que llegó a refrescar el trabajo periodístico, por la competencia y la búsqueda de información, aunque varias notas mostraban su defensa por el gobierno panista de Felipe Calderón.

José Abella publicó en su cuenta de twitter: “me quemaron el periódico, pero no las ganas”.

¿Qué pasa en Veracruz?

Desde julio de este año, la situación de los periodistas y medios de comunicación se volvió un infierno, relata un reportero. Primero la muerte de Miguel Ángel López, un periodista reconocido y de larga trayectoria, asesinado junto con su esposa e hijo menor; después mataron a Yolanda Ordaz, periodista que tenía el respeto de colegas y lectores, ambos trabajaban en el periódico Notiver, el más leído del Puerto de Veracruz y zonas aledañas.

Desde entonces, en la región se acentuaron los enfrentamientos en las calles, la aparición de personas asesinadas, más de cien hasta ahora, y los medios comenzaron a bajar el nivel informativo sobre los hechos violentos, en algunos casos han desaparecidos de sus planas y de los noticiarios de radio.

“Ya no es seguro informar, no es seguro andar solo, nada es seguro. Nos cuidamos entre nosotros, los que ya nos conocemos, pero no confiamos porque ya infiltraron todo a los medios, a los periodistas y al gobierno. En quién confiamos”, cuenta un reportero del Puerto de Veracruz.

Ese mismo esquema se repite en otras ciudades importantes del estado; Xalapa, Córdoba, Poza Rica y Orizaba. Pero las condiciones empeoran en las zonas serranas y pueblos pequeños, en donde definitivamente no se informa de los secuestros, las extorsiones y los asesinatos.

En dos años, Veracruz se convirtió en una zona de alto peligro para los informadores, un deterioro que fue paulatino y callado, que se alertaba desde 2003, cuando desapareció Jesús Mejía Lechuga, reportero de radio, y la impunidad cubrió el caso. Así se fueron acumulando los crímenes y desapariciones de informadoras hasta que ahora suman 10.

Paralelamente se desataron las amenazas por teléfono, por correo electrónico y personalmente, incluso el secuestro y tortura de periodistas que las mafias aseguraban debían aleccionar y que sirviera a todos de ejemplo.

El primero de noviembre pasado, el diario El Mundo de Córdoba anunció en su editorial que tituló “Vida y libertad”, que no publicaría información sobre un hecho ocurrido en esa ciudad, por lo que se disculpaba con sus lectores:
“EL MUNDO ha decidido no publicar hoy la historia de un hecho violento que vivió el municipio de Cuitláhuac, para no arriesgar la integridad de ninguna de las personas involucradas en este lamentable acontecimiento. Estamos a favor de la vida y pugnamos porque se respete y se cuide, porque se valore y promueva, sin importar situación ni circunstancia.

“Nuestros reporteros estuvieron cerca de los hechos y recopilaron información como lo hacen todos los días, para llevarla a nuestros lectores; sin embargo, las condiciones que envuelven el caso nos remiten a los valores que desde su nacimiento han sostenido a esta empresa.
Sobre la información, está la vida y la libertad de un ser humano.

“Es nuestra responsabilidad colaborar desde este espacio para que en este momento crítico y decisivo no se afecte a la familia ni a sus integrantes. Hoy no es un día para vender periódicos, hoy nuestra ética nos lleva, antes que eso, a cuidar, desde esta trinchera, la vida de un hombre. Una vez que el riesgo haya pasado y podamos difundir la información, tenga por seguro que lo estaremos haciendo como lo hemos hecho durante 51 años: Con ética y responsabilidad”, se leía en la editorial.

Seis días después, la información que menciona el periódico El Mundo no ha sido publicada aún.

Veracruz es uno de los estados en los que más medios de comunicación existen, incluyendo los digitales. Algunos han destacado por su independencia, otros por tener una tendencia cercana al gobierno en turno. Ahora, la gran mayoría padecen de lo mismo: miedo.

Las autoridades federales han sostenido que en Veracruz opera el grupo autodenominado “zetas”, organización paramilitar que trafica drogas, extorsiona, secuestra y opera distintos negocios como trata de personas, tráfico de personas y distintos productos, así como piratería de discos y videos.

También se encuentran en la zona los cárteles del Golfo y del Pacífico. La presencia de estos tres grupos ha provocado enfrentamientos y asesinatos.

Sumado a que elementos de élite de la Marina a efectuado operaciones que han desarticulado algunas de las células operativas de estos grupos, lo que ha generado una reacción más violenta.

El gobierno del estado ha optado por la estrategia de desprestigio hacia los periodistas asesinados o desaparecidos. Lo hacía desde hace dos años, pero fue evidente con los crímenes de Yolanda y Miguel Ángel, en el caso de la primera, apenas unas horas después, el ahora ex procurador de justicia aseguró que había sido asesinada por la delincuencia organizada pero no por motivos de su trabajo.

Ahora con el incendio de Buen Tono, pretendió desmentir que un grupo ingresara a las instalaciones del diario para prenderle fuego al periódico, al difundir un comunicado, apenas unas horas después, en el que sostenía que de la revisión hecha al inmueble no se habían encontrado casquillos o restos de granadas detonadas, como si un peritaje serio con esos resultados pudiera efectuarse en tan poco tiempo.

Ni un solo caso ha sido resuelto por las autoridades de Veracruz en relación a periodistas asesinados o desaparecidos, no han atendido las resoluciones de la SIP que les exigen desde 2003 que impidan que prevalezca la impunidad. Las autoridades federales se han convertido en observadoras de lo que ocurre en esa entidad y el único caso que tienen en su jurisdicción, el de Raul Gibb Guerrero, quien fuera director del periódico La Opinión de Poza Rica, asesinado en 2005 y en torno al cual, hasta la fecha, no han detenido ni sometido a juicio a los responsables.



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